El problema de la facturación de la terapia en México

If only it was so simple...

Las particularidades interculturales de acceder a terapia como hablante de inglés en México.

Una de las frustraciones más comunes que escuchamos de nuestros clientes, especialmente de aquellos acostumbrados a plataformas de terapia internacionales simplificadas, es el proceso de pago manual para facturar la terapia en México. Así es: iniciar sesión en su banco, agregarnos como beneficiarios y transferir fondos.

En países como EE. UU. y Australia, la administración de clientes para terapeutas es facilísima: los formularios de admisión, la facturación y los pagos se gestionan a través de un CRM seguro e integrado. Se conecta con bancos y plataformas de contabilidad, y ofrece a los clientes enlaces de pago fáciles o cobros automatizados. La administración es mínima, el proceso es fluido y tanto clientes como proveedores se ahorran dolores de cabeza.

En nuestra clínica, nos enorgullece ofrecer terapia en inglés y trabajar con terapeutas internacionales que comprenden las complejidades de la vida intercultural. Pero incluso con estos estándares globales, seguimos arraigados en México, un país con sistemas bancarios extremadamente estrictos y, irónicamente, prácticamente sin regulaciones formales en torno a los servicios de terapia.

Este contraste puede generar confusión para quienes esperan las mismas comodidades que podrían encontrar en otros lugares. En muchos países, basta con guardar la tarjeta de crédito y se le facturará automáticamente después de la sesión. En México, esa integración fluida es mucho más difícil de conseguir.

Así que, aunque la experiencia terapéutica pueda parecer internacional, el proceso de pago sigue siendo exclusivamente local. Es una de esas realidades sutiles, pero significativas, de la terapia intercultural que abordamos a diario junto con nuestros clientes.

Después de incontables horas (suficientes para obtener un título, la verdad), aún no he encontrado un solo sistema compatible con una práctica con sede en México que respete la privacidad y atienda a clientes internacionales. Dos veces por semana, nuestro equipo de tres administradores concilia manualmente las facturas y los pagos recibidos. Funciona, pero es complicado, requiere mucho tiempo y depende de las personas.

¿El desafío principal? Una colisión de tres necesidades:

1. CRM que cumple con las normas de privacidad (no requerido en México y por lo tanto difícil de conseguir en programas locales)

2. Soporte de pagos internacionales (para aquellos que no tienen una cuenta bancaria local)

3. Operación legal completa en México (los CRM internacionales normalmente no se integran con bancos mexicanos ni funcionan en pesos mexicanos).

Las plataformas locales como Doctoralia me preocupan por la privacidad. Los CRM internacionales no se vinculan con cuentas bancarias mexicanas ni con Stripe México. Ya he abierto cuentas en cinco bancos (cualquiera que tenga una cuenta bancaria sabrá cuánto tiempo lleva). Se hicieron promesas, pero las integraciones fallaron.

¿Cuál es el plan para 2025? Hemos creado un sistema que, en gran medida, facilita al máximo el trabajo de nuestros clientes, dadas las restricciones con las que trabajamos. Sin embargo, aún hay margen de mejora. Sigo buscando y esperando nuevos desarrollos. Pero la solución más probable sería desarrollar nuestro propio software. Quizás algo para 2026.